Agradecimientos

No me lo van a creer
pero los oigo cantando otra vez
entre nosotros.

Francisco Villa, Entre Nosotros

Si bien este sitio web está pensado y creado por y para Santiago Nattino, no puedo no dejar al menos un espacio para agradecer a todos y todas quienes hicieron posible esta reconstrucción gráfica.

En primer lugar, de forma casi cronológica, a mi casa editorial América en Movimiento Ediciones, con quienes, desde hace ya casi una década, hemos venido conversando sobre la idea.

En segundo lugar, a todos y todas quienes integraron el Diplomado en Diseño Editorial de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, generación 2021, con quienes fue tomando forma el proyecto.

En tercer lugar, al equipo de trabajo del presente proyecto, sin su ayuda nada de esto sería posible. A José Ponce, por su rigurosidad historiográfica; a Roberto Osses, por cada palabra, consejo y apoyo; y a Nataly Nattino, por abrirme una ventanita para acercarme a su familia y a la obra de su abuelo. A todos ustedes ya los considero parte de mi familia.

En cuarto lugar, a quienes fueron dotando de contenido al proyecto: a Alejandro Godoy, que con su arduo trabajo permitió que se conservaran y publicaran un buen número de piezas gráficas de Nattino y por todo su apoyo durante el proyecto, ya sea con material adicional, con sus palabras y sus recuerdos. A Jorge Soto Veragua, por abrirme las puertas de su casa, por contarme lo que recordaba de Nattino y por sus obsequios gráficos. A Domingo Baños diseñador de corazón penquista que trabajó con Nattino y siguió su camino gráfico en el sur. A Hugo Debandi, argentino fundador de Editorial Huda en Chile, quién después de tratar de ubicarlo por años me habla como si ya nos conociéramos desde el primer día en que comencé la búsqueda por contactarlo. A Fernando Jerez, escritor con un corazón gigante y entrañable amigo de Santiago; a Luis Meza, abnegado compañero que hasta el día de hoy sigue luchando… a todos ellos mil gracias por regalarme los recuerdos que aún conservan de su colega, amigo y compañero.

En quinto lugar, a Eduardo y Patricia Nattino, por permitir que un joven investigador y diseñador desconocido les pudiera sugerir con trabajo lo que se podría y se necesitaba hacer en memoria de la obra y la vida de su padre. Mi gratitud eterna por abrirme las puertas de su casa, de sus temores, sus alegrías, sus aprendizajes, sus aventuras, sus recuerdos y pesares. Espero haber aportado un granito de arena para seguir sanando, para seguir avanzando.

Finalmente, a Patricia Mercado, Urián Cádiz, a las asistentes de la educación y la comunidad que conforma la Escuela Básica Salvador San Fuentes (ex Escuela Experimental), por abrirme sus antiguos registros de alumnos, conservados tal cual desde hace ya un siglo. A Eduardo Castillo y su trabajo por preservar la memoria de la Escuela de Artes Aplicadas; a diseñadores guardianes del patrimonio gráfico nacional como Rolando Álvarez, Mauricio Vico, el mismo Castillo, Soto Veragua, entre otros. Al apoyo desde un principio de Claudio Aguilera, jefe del Archivo de Láminas y Estampas de la Biblioteca Nacional; así como también a Ana María Berthelon, Coordinadora del Departamento de extensión; y, por sobre todo, a las y los trabajadores de la Biblioteca Nacional, en particular de la Sección Chilena en la Sala Gabriela Mistral, por no cansarse cuando les pedía uno y otro libro solo para ver si las portadas eran o no de Nattino. Al Centro de Documentación del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos por conservar todo el material relacionado al Caso Degollados (caso que cubre la muerte de Santiago Nattino, Manuel Guerrero y José Manuel Parada, a manos de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros, DICOMCAR, durante la dictadura militar). Al partido de Recabarren y sus juventudes que aún lo recuerdan, conmemoran, homenajean y conservan su memoria. A la Fundación Archivo Vicaría de la Solidaridad, al Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile y al Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes (convocatoria 2022) del Ministerio de las Cultura, las Artes y el Patrimonio. A todas las librerías de obras antiguas y revendedores de libros que hoy preservan viejas obras, como las diseñadas por Nattino. A Juan Pablo Vergara por su apoyo como colega, amigo y creador de espacios y momentos expositivos como el que verán en la Biblioteca Nacional. A Valentina por su apoyo logístico y por estar siempre en los momentos importantes. A Liz por el cariño, apoyo y la motivación brindada cuando todo se volvía cuesta arriba. A todas y todos que alguna vez los cansé de tanto hablar del proyecto. A mi madre, por todo.

Nattino vive

Colaboradores

¿Tienes material que aportar al proyecto?

Contáctanos