EL CASO DEGOLLADOS
El 28 de marzo de 1985 a las 13:30 horas, en la esquina de Apoquindo con Badajoz, fue interceptado y secuestrado. Posteriormente, fue trasladado al local de la DICOMCAR en calle Dieciocho. A la mañana siguiente llegaron, también secuestrados, José Manuel Parada y Manuel Guerrero, los tres eran profesionales y militantes del PC.
Las compañeras y familiares de estos tres hombres junto con organismos de Derechos Humanos comenzaron una vertiginosa carrera a contra reloj para poder dar con sus paraderos. Sin embargo, cerca de las 13:00 hrs. del 30 de marzo, un comerciante que iba en carreta rumbo a Quilicura divisó los 3 cuerpos al costado del camino.
Al saber la cruda noticia, Elena Reyes, compañera de Nattino, tuvo que adentrarse en un mundo desconocido, complejo y frustrante: el de intentar obtener justicia en plena dictadura. Ahí conoció a las compañeras de Parada y Guerrero, Estela Ortiz y Owana Madera. Con ellas emprendieron marchas, pusieron recursos de amparo, iniciaron huelgas de hambre, realizaron homenajes y un sin fin de actividades, todo por sus compañeros caídos, todo para que sus asesinos no quedaran impunes.
Recién en 1995, diez años después, su lucha pudo terminar. Con el trabajo del juez José Canovas y luego con el del juez Milton Juica, la Corte Suprema ratificó cinco de las seis condenas a presidio perpetuo de los ya exfuncionarios de la DICOMCAR, además de un civil colaborador de carabineros.